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domingo, abril 16, 2006

Esos irreductibles galos


Pues sí, ando muy asterixiano últimamente. Suele decirse que las producciones artísticas de un pueblo que logran trascender sus fronteras se convierten, en cierta forma, en embajadores del “modo de ser” de su nación. Un servidor, al que le repatean las generalizaciones de esta índole, no tiene más remedio que claudicar ante determinadas evidencias. En el ámbito del cómic, queda clara cuál es la principal referencia en el ámbito francés: el pequeño y astuto Astérix. Si este entrañable personaje y sus compañeros de aldea simbolizan la rebeldía frente al poder establecido, podemos decir que ahora están más de actualidad que nunca y que, ciertamente, reflejan el “ser nacional”. Traemos esto a colación a raíz de las revueltas estudiantiles que se han producido en el país vecino a causa de la vergonzante ley de Chirac del Contrato del Primer Empleo (tan vergonzante que parece española), un paso más hacia la precariedad laboral, el perjuicio de la juventud estudiantil y trabajadora, y hacia el atraso social. La respuesta de los jóvenes gabachos no se ha hecho esperar y numerosas manifestaciones y actos de protesta han copado las calles francesas en contra de dicha ley. No es la primera vez que los galos muestran al mundo su carácter rebelde e insumiso. Desde la toma de la Bastilla (que no pastilla, aunque acabara con tantos dolores de cabeza), pasando por el mayo del 68, el pueblo francés ha demostrado siempre su insumisión ante la injusticia. Ante la adversidad, los franceses han permanecido normalmente unidos, como si toda su nación fuera una pequeña aldea al norte de la Armónica, con intereses comunes que defender. Desde este punto de vista, la magnífica obra de Goscinny y Uderzo se puede considerar una perfecta representación del “espíritu nacional”.

En España, las cosas son diferentes. Y aquí, los personajes de cómic que nos representan en el mundo son Mortadelo y Filemón, embajadores póstumos de la Editorial Bruguera, mosaico de un país fraccionado, de cainitas, de guerras con el vecino. De un país en el que el enemigo no es el invasor, sino el jefe, la portera, el guardia urbano, el compañero de oficina. Y es que en España, a pesar de ser el país de los chistes y la jarana, hay muy mala leche, hablando en plata. Hace unos años, también en nuestras calles encontramos manifestaciones en contra de una guerra que rechazaba más del 90% de los españoles, pero, en mi opinión, como testigo directo de ellas, los movimientos populares que pude presenciar (y en los que participé desde el escepticismo) tenían más de mascarada grotesca, de carnavalización mortadelesca y de superficialidad ideológica que de movimientos unitarios y consecuentes. Meros pretextos para sacar viejas banderas (de unos y de otros) y para darle con la pancarta de “paz” al vecino de al lado en la cocorota (porque sabemos que siempre ha pensado de distinta forma que nosotros), para demonizar al “otro bando”, etc.

En nuestras manifestaciones sí se cumplía el tópico del español jaranero y festivo, con su música a todo volumen, con sus rostros muy bien pintaditos con símbolos pacifistas y con el afán de monopolizar el que era, en su día, un sentimiento común. Un sentimiento común pero, como siempre en España, desunión a la hora de expresarlo y de alzar la voz contra el “enemigo”.

Las diferencias entre un país y otro no las encontramos únicamente en el pueblo, sino también en la actitud de los gobernantes. El tal Chirac, ante las protestas de los jóvenes ha ido cediendo en sus postulados hasta prácticamente abolir la ley. Si bien es cierto que ha dejado algunas cláusulas que ofenden al sentido común, los rebeldes galos continúan expresando su disconformidad y no dudo que seguirán avanzando en la consecución de sus objetivos. Por su parte, el mandatario de turno de la Hispania en la época a la que me refería antes, tenía más de personaje ibañezco, de esos que con nariz de cerdo escuchan las quejas del pueblo desde su ventana mientras fuman sus puros que derrochan más despotismo que humo y beben su whisquy “Las Chivas”, mientras piensan, en alusión a uno de los últimos álbumes de Jan , “Gritad, gritad, malditos”. Si bien el mandatario francés tuvo la capacidad y la sabiduría de ceder, el español fue incapaz de hacerlo, desoyendo incluso al “foro se sabios” de su consulado. Este consulillo, con ínfulas de Julio César, aunque no pasaba de Cayus Ansarus, sabía que en nuestro país de Mortadelos y Filemones, en dos días el asunto iba a estar olvidado, y el notable número de votos que obtuvo su partido en las siguientes elecciones le llevó la razón.

Un servidor ni es revolucionario ni alienta las revoluciones, pero si “revolución” significa “cambio”, bienvenidas todas aquellas que sean para mejor. Por tanto, alabo el gusto del rebelde pueblo francés sin olvidar que el fantoche cónsul hispano que jugaba a Julio César ahora vaga llamando a puertas que él creía tener abiertas cuando acabaran sus campañas en Irak.

Un César políticamente asesinado…por Bruto.

12 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me remito a plantear que el cómic de Astérix también se ha identificado como una defensa de los galos ante las acusaciones de colaboracionismo con el régimen alemán durate la Segunda Guerra Mundial.

Lo nuestro también viene de largo y no me gusta posicionarme en ningún lado porque tanto da. Incluso un rey importado como Amadeo de Saboya se vio obligado a abdicar ante esta situación de luchas entre hermanos. Sobre el carácter cainita de nuestro país sólo me queda remitir gráficamente a la "Riña a garrotazos" pintada por Goya.

10:12 a. m.  
Blogger Chespiro said...

Tienes razón, Fercho. Liberarse de las acusaciones de colaboracionismo fue una de las razones por las que Goscinny y Uderzo dijeron haber creado al pequeño Astérix.
Lo que es reseñable es que este cómic se haya convertido en un embajador de su pueblo, no por casualidad, seguramente.
Respecto a la "Riña a garrotazos", aunque firmada por Goya, podría estarlo por Ibáñez, Peñarroya, Vázquez...
Ilustrativo título.

1:45 p. m.  
Blogger Yordi (Y.) said...

Completamente de acuerdo con lo que dices en el post Chespiro, y también con lo apuntado por fercho...
Igual lo que también tenemos los españoles de mortadelianos es nuestra huida (metaforica o no) constante de nuestras obligaciones por aquello del "corra, jefe, corra"

2:16 a. m.  
Blogger Chespiro said...

¿Y que me dicen del disfraz de hombre invisible que se ponen muchos diputados cuando se supone que deben estar en el Congreso?

10:22 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Incluso los de La Polla Records homenajean los cómics de Asterix. Su LP "No somos nada" comienza así: "Queridos amiguitos, en este mundo todo está bajo control. ¿Todo...? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste hoy y siempre al invasor, con una poción mágica que les hace invencibles... ¡El cerebro!"

7:39 a. m.  
Blogger Chespiro said...

No está mal la idea. En el fondo, el cerebro es la mejor poción a la que recurre Astérix.

4:06 a. m.  
Blogger Luis Bond ∴ said...

Hola! Primero ke nada, gracias por visitar mi blog! Sobre tu post... Siempre he pensado ke todos los pueblos -en mayor o menor medida- tienen "algo" de revolucion en sus venas. Lo unico ke he notado es ke, con el pasar del tiempo, parecieria ke la gente dejara pasar las cosas y todo fuese mas "relajado"... No digo ke hay ke salir a matar a todo el mundo, pero es muy triste ver como en algunos sitios -como mi pais- la gente se deja montar la pata encima y no hace nada al respecto... Nos andamos leyendo! Saludos!

6:40 p. m.  
Blogger Chespiro said...

Bienvenido, Luisbond.
No sé cómo andarán las cosas en tu país exactamente, pero supongo que su situación debe ser parecida a la del resto de Hispanoamérica.
Yo tengo una curiosa teoría al respecto.
Igual que salieron líderes a favor de los trabajadores o de la gente de raza negra en otros tiempos, pienso que los países humildes de la Tierra están todavía a la espera de un "Mesías" que los coordine y los organice para una actuación común, para un zapatazo frente al "Primer mundo".
Mucho me temo que en esta era de globalización (qué paradójico que hablemos de globalización por este medio),los nuevos líderes lo tendrían difícil para unir a pueblos con culturas diferentes...ya se encargarían "factores externos" de crear discordia y mantener el statu quo.

1:27 a. m.  
Blogger Chespiro said...

Ciertamente. De hecho, en su última aventura los "problemas" con los que se tienen que enfrentar los galos vienen del espacio interior...
El componente social de la obra se diluye.

9:16 a. m.  
Blogger Chespiro said...

Cierta esa observación.
Ah, y mi querida Lisa se va mereciendo un post, ahora que la nombras.

7:22 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Very best site. Keep working. Will return in the near future.
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12:38 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

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10:10 p. m.  

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